Cosas de Aquende
El blog de un Ágrafo juguetón
05 mayo, 2005
 

¿Me explico?





Hace unos días publiqué un post que únicamente consistía en la transcripción de un texto, con reflexiones sobre el binomio hombre-mujer, escritas, hace tiempo, por un lider político. Como, al menos aparentemente, lo único que aparecía en el post era dicho texto, creí conveniente al día siguiente publicar una aclaración sobre lo aparecido el día anterior. Creo que la explicación, aunque escueta, era bastante completa. Faltaba, fundamentalmente, el por qué de ese texto.



Días antes, un amigo,que conoce mi interés por todo tipo de libros, se acercó a mi y me enseñó uno, diciéndome que hace unos treinta años que lo tiene. Al mirarlo me encontré con "El Libro Verde" del lider libio Muammar El Gadhafi, que me resultó totalmente desconocido. El tomo que me enseñó fue 'La solución del problema de la democracia. El poder del pueblo', en el cual el autor reflexiona sobre distintos aspectos de la sociedad. Lo que me llamó la atención fue el tratamiento de los temas, que podríamos considerar repetitivo e ingenuo y hasta, en algunos casos, sencillamente ignorante. Sospecho que una parte se debe a una penosa traducción. De la parte seleccionada, que habla de la mujer, me resultaron curiosas algunas frases como "Si la mujer no menstrúa se embaraza,..." o "..ella menstrúa cada mes mientras que el hombre no lo hace mensualmente..." y alguna más.



Al publicar el texto, me permití un pequeño juego: Me han enseñado que cuando se utiliza textualmente lo escrito por otra persona, debe citarse siempre al autor. Como decía antes, aparentemente, en el post únicamente hay un texto. No obstante una lectura detallada puede poner de manifiesto que, a lo largo del mismo, un conjunto de letras aparecen escritas en negrita. Fijándose en ellas puede apreciarse el nombre del autor: el ya citado Muammar El Gadhafi.



Este juego me da paso a otra reflexión: ocurre muchas veces que algunas personas, cuando escriben, toman textos de otras y son acusadas de plagio por no citar la procedencia. Mi visión es que todos los textos incorporan el nombre del autor o, si son muy cortos, como mínimo las iniciales del mismo. Es por ello, que muchas acusaciones de plagio no se sostienen. Me viene a la mente lo injustos que fuimos (yo entono el 'mea culpa') al enjuiciar la publicación del libro de Ana Rosa Quintana en que aparecían textualmete párrafos de otros autores. Yo estoy seguro que una atenta lectura habría revelado que las letras que componen el nombre del autor están en esos textos y, únicamente, puede achacarse a la autora la poca sensibilidad hacia los lectores al no destacarlas con negritas y facilitarles la tarea.



Tengo que reconocer que la argumentación anterior puede ser muy peligrosa porque, si estoy en lo cierto, en cada texto no aparecerá un solo nombre o iniciales, sino todo un conjunto de ellas y, en el límite, todos seríamos los autores de todo.



Llegados a este punto, alguien podría achacarme, y puede que no estuviese escaso de razón, falta de seriedad.



Todo lo anterior me ha traído a la mente algo más serio y que podría estar emparentado con ello. Y digo serio porque todo aquello que sea hablar de la Biblia es serio (¿Verdad Borgeano?). También la cosa es seria si hablamos de la revista (perdón anumérica Ana) Statistical Science. Pues bien, en 1994, Witztum, Rips y Rosenberg publicaron en esa revista un artículo titulado "Equidistant Letter Sequences in the Book of Genesis" que afirma que "It has been noted that when the Book of Genesis is written as two-dimensional arrays, equidistant letter sequences spelling words with related meanings often appear in close proximity. ...".



Puesto esto en cristiano, viene a decir que si tomamos un texto, lo despojamos de espacios y de signos de puntuación, el resultado puede considerarse como una tira de letras. Esa tira de letras puede estructurarse, alternativamente, como un conjunto de renglones de una longitud determinada. Así, puede ser un conjunto de renglones de dos letras cada uno, de tres letras cada, de cuatro letras cada uno y así sucesivamente. Cada estructura de ese tipo da lugar a una tabla de letras. Si observamos esas tablas al estilo de las que se usan en el pasatiempos que llamamos 'sopa de letras' aparecen palabras. Pues los autores buscan una palabra en el texto; si la encuentran, buscan otras en su proximidad y analizan si conjuntamente pueden significar algo. Su conclusión es que en el Génesis los conjuntos de palabras interpretables es superior a lo que podría esperarse. (No voy a entrar en tecnicismos estadísticos).



Por ejemplo, la frase Esta frase contiene la palabra Elena puede estructurarse en renglones de cinco letras:



Estaf
rasec
ontie
nelap
alabr
aElen
a


Como podrán apreciar en la segunda columna de la tabla aparece, de abajo a arriba, la palabra Elena. Además, si deshacemos la tabla y la sustituimos por una única fila, vemos cómo las letras de Elena están a la misma distancia entre si:


EstafrasecontienelapalabraElena.


De ahí lo de "Equidistant Letters....." .


Basándose en el artículo anterior algunos han asegurado que esa reiteración en la conjunción de palabras o nombres obedece a que en la Biblia existe un código oculto en el cual aparecen codificados hechos futuros. El periodista Michael Drosnin en su libro El código secreto de la Biblia "demuestra" cómo el código predijo el asesinato de Itzhak Rabin, el Holocausto, la llegada a la luna, etc. En otro libro posterior El nuevo código secreto de la biblia "demuestra" cómo predice la aparición de Bin Laden, el atentado en las torres gemelas y hasta ¡que Bin Laden será capturado!.



Vean si no estaba en lo cierto al anticiparles de que lo que venía era serio.



Con todo, decidí tomarme esto con un cierto escepticismo. Pero, como saben, y si no lo saben todavía, se lo digo ahora, yo soy juguetón y me gusta experimentar.



Entonces me planteé ver qué pasaba con un texto cualquiera. Y decidí probar con el siguiente:


"…el noble, leal, odiado enemigo ,ese al que en tu quimera amaste. ¡Impía!, has muerto a los ojos de todos y el pueblo sólo olvidará a la cara walkyria si su vida se le ofrece para lavar su honor."



Como el estructurar esto en columnas de distintos anchos me daba bastante trabajo, creé un libro de EXCEL que hace la tarea con sólo decirle el número de caracteres por fila.












Probé a estructurar el texto con distinto número de columnas. Lo hice con tres, doce, diez, .., cinco, nueve, siete. En cada caso iba buscando palabras y aparecían algunas, pero nada que me pareciese interesante, lo cual no hizo sino aumentar mi escepticismo.






Al no encontrar nada interesante decidí dejarlo, pero, al echar un último vistazo a la estructura con siete columnas, apareció ante mis ojos en diagonal de arriba a abajo y de derecha a izquierda la palabra blog. La sorpresa fue mayúscula: estar pensando en un blog donde comentar estas cosas, y encontrar la palabra en el texto me pareció una casualidad extraordinaria. Esto me animó a seguir mirando.






Al seguir, encontré la palabra Ana. Bueno, pensé, la a y la n son letras comunes en el texto y el hecho de que presenten una cierta estructura es una posibilidad no escesivamente extraña. Lo que si resultó más extraño fue descubrir, en la zona baja, la palabra Vera, habida cuenta que una lectora de este blog, la antecitada anumérica Ana se llama justamente Ana Vera.




A la vista de todo esto emprendí, con gran ansiedad, una búsqueda exhaustiva por el texto. Mis ojos se fijaron en una letra tan poco común como la w y mi intuición me reveló lo que iba a pasar: de abajo a arriba aparecía la palabra Wally, apelativo con el que solemos denominar a otro de los paseantes por este blog. ¡Espectacular!. Pero la cosa no quedó ahí: de arriba a abajo en diagonal y a saltos como los del caballo de ajedrez apareció Eduardo, otro ilustre visitante. También en una diagonal apareció Luis que, si es paseante por este blog, no tengo el gusto de conocer 'personalmente'.




Y, por último, pero no por ello menos curioso, encontré en diagonal y de abajo a arriba, la palabra Aquende que parece referirse al autor de este blog. Por si fuera poco, cerca de ella apareció pis que no puede ser otra cosa que una alusión al Manneken-Pis, el muñeco bruselés representado en mi perfil de blogger, al que aprecio como si fuese de la familia. ¡Grandioso!




Cuando la taquicardia disminuyó, comencé a reflexionar sobre tan extraordinaria conjunción, y sólo conseguí llegar a una conclusión:



Ese texto, con aire de tragedia griega, profetiza que toda esa gente leerá este blog.




Tras todo esto, no sé que pensarán ustedes. Yo, estoy buscando mi nombre por la Biblia adelante.





N.B. : Escrito todo esto, descubro que la corsaria Rus aparece codificada en la novena fila de derecha a izquierda.




A beneficio de inventario: Skeptical Inquirer




Que si Que no Que llueva a chaparrón |
01 mayo, 2005
 

A propósito de blogs: Me gusta cocinar pero odio ‘hacer la comida’.




Todo comenzó un buen día, hace unos meses, estando en mi despacho, o ¿era en mi casa?; bueno, estando. Recibí una llamada de un amigo –adivinen quién – que me decía: “Ya tengo blog”, y me dio una dirección de Internet. Yo intenté disimular que prácticamente no tenía ni idea de qué era un blog, y le dije que no dejaría de visitarlo y le daría mi opinión al respecto.


Cuando entré en su blog me encontré con varios post muy interesantes, y se me ocurrió jugar (recuerden, soy un ágrafo juguetón) a dejarle un comentario anónimo en el que reivindicaba a M. C. Escher. No había transcurrido ni un minuto y, con gran sorpresa por mi parte, recibo una llamada en mi móvil para decirme que vale, que de acuerdo, que en el futuro hablará de Escher. Como mi amigo, aunque intuitivo e inteligente, no creo que haya desarrollado dotes de adivinación, aunque no descarto que esto ocurra cualquier día, le pregunto cómo sabe que fui yo y me dice que el servidor de mi lugar de trabajo es muy indiscreto y que, aunque hay cientos de ordenadores, él cree que la conjunción entre mi empresa y Escher es muy improbable y que, casi seguro, debo ser yo. Así entendí por qué se aconseja no hablar, o hablar bien, en los post de jefes y parejas (de derecho/hecho/deshecho) por si despidos, separaciones o divorcios (¿no son lo mismo?). Pues bien, en este juego nació Aquende .(También tiene su pequeña historia y anécdota. Quizá se la cuente algún día en otro ataque de des-agrafía).


El siguiente paso fue enterarme de en qué consistía esto de los blogs y me puse a leer compulsivamente e incluso me atreví a comentar en alguno. Me encontré con que la gente escribe mucho: este escribe todos los días, y no es periodista, ese mantiene actualizados tres blogs, aquel otro no sólo escribe post en sus blogs, sino que recorre toda la red dejando comentarios más largos que sus post, y hasta hubo uno que prometió escribir un mínimo de mil palabras cada día. Apabullante para un ágrafo.


Tras una temporada de lectura pensé: “Bueno, no está mal esto de estar en la parte de acá, ¿por qué no me paso a la parte de allá?”. Y este fue el comienzo de “Cosas de Aquende”.


Llegados a este punto, les diré que a mí me gusta cocinar. Ahora bien, dado que las palabras sólo son palabras y no dicen lo mismo a todo el mundo, debo aclarar qué entiendo por cocinar. Para mí, entrar en la cocina es sinónimo de entrar en un laboratorio, donde uno se encuentra con un conjunto de productos que debe mezclar, en proporciones determinadas, para transformarlos en otro distinto. Además, está permitido alterar dichas proporciones y ver qué sale, es decir, experimentar. Cuando entro en la cocina necesito unas condiciones especiales: allí necesito ser amo y señor. Yo no lavo cada plato según lo voy utilizando, o limpio la vitrocerámica si cae una gota de aceite, como suelen hacer nuestros pulcros telecocinadores, no, todos y cada uno de los cacharros utilizados van al fregadero a la espera de su paso por el lavavajillas. Pueden ustedes imaginarse el estado de la cocina al fin del proceso.


Como uno es de imaginación limitada utiliza como fuente de inspiración diversos libros de cocina. Para mi uno de los más queridos es Recetas inmorales de Manuel Vázquez Montalbán que, además de alegrarnos el paladar, pretende enseñarnos "...un camino que vaya directo de la mesa a la alcoba". Como buen asturiano me encanta la fabada, pero de verdad el plato que me encantaría comer, pero que, por razones obvias, no lo he conseguido es el Roti a l'Imperatrice.


Existe otra vertiente de la actividad culinaria que es lo que yo llamo 'hacer la comida'. Por contrastre con cocinar, que considero una actividad esporádica y lúdica, 'hacer la comida' es ese acto diario que es necesario hacer para poder aportar energía a eso que llamamos cuerpo. Esta actividad tiene otra previa que, para mi, la convierte en odiosa: Hay que hacerse la pregunta "¿qué voy a hacer hoy de comida?", y actuar en consecuencia. ¡Qué horror!


Pero, ¿qué tiene esto que ver con los blogs?. Pues todo o nada, según se mire. Cuando uno se plantea hacer un blog comienza a reunir cacharros de cocina: HTML, Blogger, Technorati, Haloscan, Gravatar, Photobucket, etc. (lo suyo sería poner los enlaces pero me da pereza); a eso se añaden los ingredientes: dos o tres ideas simples para ir experimentando y a cocinar. Y sale el primer plato que, aunque pueda estar un poco pasado de sal, nos deja orgullosos. Ya ajustaremos las cosas en el siguiente; lo importante es empezar a cocinar.


¡Ah! Pero, dado ese paso, detrás viene lo de 'hacer la comida'. "Y mañana, ¿de qué escribo?". Comienza, entonces, un paseo por las estanterías del supermercado a la búsqueda de ingredientes: esta noticia del periódico puede dar juego, aquel enlace que vi sobre tal cosa era interesante y casa muy bien con lo anterior. Y así todos los días. ¡Qué horror!


El resultado final es que, por ejemplo, Eduardo, El navegante, o Borgeano han decidido espaciar su actividad o han sufrido un hiato como nuestra corsaria Ana. Lo de Chin parece otra cosa y a Wally hay que darle de comer aparte.




Pues, eso. A ver cómo va el Cuscús.






Que si Que no Que llueva a chaparrón |
 

Flexión






¡Huy! ¡Mi espalda!




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